¡Desde el África, Madagascar… en
medio de un Pueblo que hemos sacado de un basurero y de las calles de la
Capital Antananarivo les quiero hacer llegar este mensaje de Esperanza y un
saludo fraternal!
Si hace 22 años una persona me
hubiera dicho que estaría al frente de un Pueblo pobre de 20 mil personas
¡Nunca lo hubiera creído! ¡Así es hoy, lo quiso La Providencia!
Hemos desafiado la extrema
pobreza, la desesperanza y hemos despertado la fuerza espiritual en miles de
personas excluidas de la sociedad. Siguiendo los pasos de Jesús, con la fuerza
del evangelio y el ejemplo de San Vicente de Paul, nos hemos comprometido con
los más pobres para cambiar sus vidas y defender la dignidad que Dios ha
inscrito en el corazón de cada humano.
¡Si hay tantos pobres a lo ancho
y lo largo del mundo, es porque nos falta fuerza espiritual, fe y convicción
para enfrentar la fatalidad y los tiempos que nos toca vivir ayudando a
nuestros hermanos excluidos del progreso y la sociedad!
Preferimos muchas veces la
tranquilidad y las criticas fáciles, echando la culpa a los mismos pobres de
que ellos son los primeros culpables de su miseria, pero así no avanzamos en
humanidad y mucho menos en espiritualidad evangélica.
Nos cobijamos detrás de muchas
costumbres y tradiciones para la buena conciencia.
Pero la vida ha cambiado, incluso
la manera de vivir y comprender el Universo que nos rodea y también la
manifestación de nuestra fe.
No podemos vivir encerrados en el
pasado con nuestros prejuicios prefabricados, nos faltaría el coraje evangélico. Con la fuerza del Espíritu
Santo podemos y debemos vivir mirando y preparando el futuro ¡que ya está aquí!
¡No tenemos por qué dudar de la
Presencia del Espíritu Santo en la vida de los hombres de hoy y de su presencia
en la Humanidad!
¡No tenemos porque tener miedo,
sino solo, tratar de vivir la verdad, la justicia del Reino donde nos toque
vivir y trabajar!
¡El mundo nunca fue tan unido como tendemos a pensarlo y lo será difícilmente
algún día!
¡Pero eso no nos impide de
construir la civilización del amor como decía Juan Pablo II, combatir por la
justicia y la fraternidad entre todos los seres humanos de la Tierra con la
verdad y la perseverancia!
¡La unidad en los tiempos pasados
fue más apariencia que una realidad!
¡La unidad será siempre un
esfuerzo y un ideal, estará siempre delante nunca atrás!
El pasado se idealiza por la
nostalgia y el miedo que tenemos de afrontar el día de mañana que no conocemos.
El hombre no ha cambiado mucho durante siglos y siglos, pero si los medios de
comunicación que hacen creer que es todo posible
Hay una constatación, nos falta
coraje evangélico y fuerza espiritual para seguir luchando por la justicia y El
Reino de Dios.
La sociedad de consumo nos quiere
hacer dóciles con su propaganda y su manera de ver y concebir el progreso,
quisiera hacernos aceptar una vida sin esfuerzo, sin riesgo, sin dificultades,
todo estaría estructurado de ante mano, solo habría que seguir las señales y
los códigos inventados y todo iría bien. ¡Esta vida, sí existiera realmente no
tendría ningún sabor!
¡Nos faltaría la sal y la luz del
Evangelio que de sabor y sentido e ilumina la vida de todos los días de la
comunidad de los humanos!
¡El varón se paraliza por su
determinación, su aguante y perseverancia en las adversidades y sobre todo por
su valor de dar su vida por una causa noble, altruista y solidaria!
Así se comportaron muchos varones
que han seguido a Cristo en los tiempos que nos precedieron y ¿por qué en el
presente seríamos menos valientes y valerosos?
¡La espiritualidad de Cristo, es
ser un verdadero humano, sincero, honesto y combatiente de la justicia y del
amor, dando su vida por los que uno ama!
¡Nada en la vida de Cristo nos
hace pensar que seguirlo sería fácil!
¡Todo lo contrario entramos en el
mundo de la aventura espiritual sin fronteras y límites que no sabemos cómo va
a terminar!
¡Con Cristo vivimos plenamente la
vida cada instante y ese instante ya es parte de la eternidad!
¡Solo podemos tener la certitud
que tomamos la buena dirección y todo el resto está en las manos de Dios!
Pero todo el camino con Cristo
será por descubrir y por hacer en el tiempo y en el siglo que me toca vivir.
Así es la vida de cada ser humano que quiere vivir con sentido, con vitalidad,
con coraje y con Amor. ¡Es visible que nuestra Iglesia tiene “fundaciones
masculinas! ¡Pero una gran parte de la casa fue construida por las mujeres!
¡Los hombres hemos perdido el
sentido del compromiso, del valor de la lucha por la verdad, la justicia y la
paz al menos así lo veo en África!
La esperanza es una virtud que
nos empuja hacia adelante, a pesar de las dificultades cotidianas. ¡Tenemos que
avanzar y preparar el terreno del Reino de Dios a las futuras generaciones de
niños y jóvenes que nos remplazarán y seguirán construyendo y humanizando
nuestra Tierra!
¡Lo más importante es que la
hagamos con humildad y con confianza que somos parte de la Humanidad!
¡Nos transmitimos mutuamente la
fe, la esperanza y el Amor viviendo por nuestro hermano Jesús, Verdadero Dios
y verdadero Hombre, hace 2000 años!
¡Sus gestos, sus palabras, su
vida, su compromiso en medio de los pobres es imposible de no verlo y sentirlo
en nuestra alma de bautizados!
¡Imitando a Cristo donde nos toca
vivir y trabajar es la mejor manera de servir La Verdad y La Iglesia
servidora de la Humanidad toda entera!
¡Nuestro Dios que se ha hecho
hombre, para que todos podamos escuchar y entender el mensaje de salvación que
nos es propuesto con amor, respeto y gratuidad!
¡Los madrugadores tienen la
ventaja de ser vigías y vivir en alerta muchas veces las cosas más lindas
ocurren por la mañana, es la salida del sol, el comienzo de la vida, de la
esperanza, de la lucha y por eso ustedes tienen un lugar particular para poder
ver, comprender y ser testigos del Amor de Dios por su Pueblo!
¡Los Madrugadores presentes en la
vida son testigos de la luz divina que surge todos los días muy temprano para
iluminar las vidas de millones de seres humanos!
¡Los Madrugadores son los que
despiertan a sus amigos y hermanos para que no pierdan el tren de la vida y de
luz divina que hace vivir y crecer y que humaniza la vida terrena con la mirada
de Dos!
¡Sin los Madrugadores, cuanta
gente viviría durmiendo incluso en pleno días encerrados en su interior y en
sus cuartos oscuros, sin abrir las ventanas para que entre la luz de Dios, que
es Amor y felicidad!
¡Gracias a los Madrugadores,
muchos de nuestros hermanos viven en la luz de Dios!
¡Madrugadores de Cristo y de la
Humanidad, sigan vuestro combate por la luz y por la esperanza y por el Amor!
ADSUM!
¡Reciban la bendición de Cristo
que viene de los pobres, donde estamos viviendo este combate por la Verdad y la
Vida todos los días!
¡Un fuerte abrazo!
Padre Pedro Opeka SM
Misionero
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