CONSAGRACIÓN A NUESTRA MADRE
Gracias por todo, Madre, todo te lo agradezco de corazón, y quiero atarme a ti con un amor entrañable.
¡Qué hubiese sido de nosotros sin ti, sin tu cuidado maternal!
Gracias porque nos salvaste en grandes necesidades; gracias porque con amor fiel nos encadenaste a ti.
Quiero ofrecerte eterna gratitud y consagrarme a ti con indiviso amor:
¡Oh, Señora mía!,
¡Oh, Madre mía!
Yo me ofrezco todo a ti,
y en prueba de mi filial afecto
te consagro en este día
mis ojos, mis oídos.
mi lengua, mi corazón:
en una palabra, todo mi ser.
Ya que soy todo tuyo.
¡Oh! Madre de bondad,
guárdame, defiéndeme y utilízame
como instrumento y posesión tuya. Amén
(del Siervo de Dios Padre José Kentenich)
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