Gracias por todo, Madre, todo te lo agradezco de corazón,
y quiero atarme a ti con un amor entrañable.
¡Qué hubiese sido de nosotros sin ti, sin tu cuidado maternal!
Gracias porque nos salvaste en grandes necesidades;
gracias porque con amor fiel nos encadenaste a ti.
Quiero ofrecerte eterna gratitud y consagrarme a ti con indiviso amor:
¡Oh, Señora mía!
¡Oh, Madre mía!
Yo me ofrezco todo a ti,
Y en prueba de mi filial afecto
te consagro en este día
mis ojos, mis oídos,
mi lengua, mi corazón:
en una palabra, todo mi ser.
Ya que soy todo tuyo.
¡Oh! Madre de bondad,
Guárdame, defiéndeme y utilízame
Como instrumento y posesión tuya.
Amén
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